martes, 27 de octubre de 2015

Quédate Conmigo (Adaptada)



Capítulo 11



Dos días después, a las seis y cuarenta y cinco de la tarde exactamente, Álvaro llamó a casa de Joanne para anunciarle que pasaría a recogerla para llevarla a la fiesta. Y antes de que pudiera decirle que no, Álvaro había colgado el teléfono.

Se quedó mirando el auricular, pensando en devolverle la llamada, pero decidió que era la ocasión perfecta para enfrentarse a él. Las cosas se le habían ido de las manos hacía tres noches, pero aquello no volvería a suceder.

Además, no se trataba de una cita. Sólo la iba a acercar a la fiesta; no era como si fueran juntos y, lo más importante, no estarían solos.



Trató de convencerse de que no estaba poniendo especial cuidado en el maquillaje y el peinado para agradar a Álvaro. Simplemente, se encontraría con mucha gente en la fiesta y quería estar guapa.
Joanne, cariño —la llamó su madre a las siete y media, después de que sonara el timbre y abrir la puerta de casa—. Álvaro ya está aquí... Estoy hablando por teléfono en la cocina, pero ven a despedirte antes de marcharte.

Joanne respiró profundo tres veces y salió del cuarto de baño decidida a pasar una noche divertida, despreocupada de la proximidad de Álvaro Herreros.

Se cruzó con su padre en el pasillo y le dio un beso en la mejilla. Luego entró en el salón y se encontró a Álvaro sentado en el suelo junto a Tyler, el cual ya estaba en pijama, listo para irse a la cama.

El corazón se le encogió. ¿Cómo era posible que no se diera cuenta?, ¿cómo era posible que no se diera cuenta todo el mundo de que Tyler era el hijo de Álvaro?
Apunten, ¡fuego! —exclamó el pequeño mientras jugaba con un robot. Un tubo con forma de misil salió despedido por los aires y golpeó la frente de Joanne—. Lo siento, mamá —se disculpó, anticipando la reprimenda de Joanne.

Álvaro permaneció callado; entre otras cosas, porque no podía respirar. Joanne estaba despampanante. Llevaba medias negras, tacones altos, un vestido de seda negro que se ajustaba a sus caderas y a su cintura y realzaba cada curva de su esbelto cuerpo. Se había ondulado el pelo y algunos rizos susurraban contra el collar que le rodeaba el cuello.
Está bien, jovencito. Pero la próxima vez ten más cuidado —le dijo Joanne a Tyler—. Hola, Álvaro —añadió a continuación, sonriente, sabedora del efecto que su físico producía en los hombres..


Él, si bien no tenía dudas de que prefería a esa nueva Joanne Smith, no estaba seguro de si su corazón podría soportar el desafío.
Perdona, he venido a recoger a Joanne Smith. ¿Me haces el favor de decirle que he llegado? —bromeó Álvaro.Tonto —dijo Tyler entre risas—. Es mi mamá. Sólo parece diferente porque se ha puesta ropa más linda.

Álvaro se imaginó qué sentiría si la viera sin ropa, si pudiera rozar la ropa interior de Joanne, deslizar las manos por debajo...
Así que es tu mamá, ¿eh? —Acertó a decir después de tragar saliva—. Por un momento pensé que era otra persona.¿Como quién? —preguntó Tyler.La señora Peterson, de la biblioteca —bromeó Niall.La señora Peterson juega al bridge con mi abuela. Lleva gafas muy grandes y está coja —dijo Tyler.Cierto, ¿la señora Wimpleman entonces?La señora Wimpleman se ríe como las gallinas —rió Tyler.¡Tyler! —lo reconvino Joanne.Pero es verdad —protestó Tyler—. La abuela dice que cada vez que se ríe miran debajo de la silla para ver si hay huevos.Ya basta —dijo Joanne con el ceño fruncido, sin lograr disimular una ligera sonrisa—. Y ahora a la cama. El abuelo te va a leer un cuento —añadió mientras se agachaba y le daba un beso en la mejilla.El retorno de los dragones —exclamó Tyler, entusiasmado, corriendo ya hacia su cuarto.Llevan cuatro días seguidos con el mismo cuento —comentó Joanne mientras recogía su abrigo.Tengo entendido que los niños se ponen muy ansiosos por saber qué va a ocurrir al final —dijo Álvaro —. Personalmente, yo prefiero un poco de misterio —susurró mientras le sujetaba el abrigo para que se lo pusiera.

Joanne se apartó, pero no sin antes aspirar la fragancia de su piel. Luego se despidió de su madre y, una vez fuera de casa, advirtió:
Álvaro, te agradezco que me hayas recogido, pero quiero que entiendas que esto no es... que no estamos juntos esta noche.¿Tienes otros planes? —replicó él.No me refiero a eso —repuso Joanne, exasperada.¿A qué te refieres entonces?Solamente a que no estamos juntos.Osea — Álvaro deslizó un dedo por el cuello del abrigo de Joanne—, que tienes libertad de movimiento.Algo así —contestó ella con voz trémula—. Basta.¿Basta de qué?De... de tocarme así.—¿Cómo quieres que te toque? —murmuró Álvaro mientras terminaba de ajustarle el abrigo.En serio, Herreros—dijo Joanne con el ceño fruncido—. Sólo vamos a la fiesta como amigos. Recuérdalo —añadió..

Puede que sólo fueran como amigos, pensó Álvaro entonces; pero lo que de veras importaba era cómo regresarían a casa.

Apoyado contra una pared decorada con pequeñas luces blancas, Álvaro bebía de una botella de cerveza mientras miraba el continuo ir y venir de invitados. Aparte de la mitad de Mullingar, había también varios rancheros. Jordi iba a subastar parte de su ganado y, a juzgar por la tensión que reflejaban los rostros de los compradores, la puja iba a ser feroz.

El olor de los filetes y las costillas corría por el aire, como corría el consumo de bebidas, servidas por bellas mujeres con minifaldas. De fondo, una banda tocaba música en la pista de baile.
¿Qué haces aquí? —le preguntó Jordi al localizar a su amigo.Nada especial —repuso Álvaro tras dar un sorbo de la botella.¿Por qué no pasas adentro?Prefiero acabar con toda tu cerveza. Y luego no tendrá mucho sentido que me quede, a no ser que consiga agarrar a tu bella esposa y me ponga a bailar con ella para darte celos —bromeó Álvaro.He contratado a dos matones para que te den una paliza si te acercas demasiado a ella replicó Jordi. Una camarera pasó con una bandeja de cervezas y Wild agarró una botella—. ¿No habías venido con Joanne?No estamos juntos —explicó Álvaro, desabrido. Además, ¿dónde se había metido? Elsie se la había arrebatado nada más entrar y no había vuelto a verla desde entonces.¡Caramba!, ¡sí que estás enganchado!Yo no estoy enganchado —espetó Álvaro —. Sólo somos amigos.¿Álvaro Herreros amigo de una mujer bonita? —rió Jordi—. Esa sí que es buena.No me provoques, Wild — Álvaro miró alrededor y frunció el ceño al ver un rostro familiar con una atractiva morena—. ¿Qué diablos hace Gerckee aquí?¿Roger? —Jordi divisó al antiguo compañero abusón de cuando iban al colegio—. ¡Vaya! Debe de haber venido con Jennifer Hart, la nueva gestora de Four Winds. Todavía no sabe que ese tipo es basura.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...